
"Diversa y movediza, la poesía lleva en sí la imagen del presente. Nunca se petrifica: es un ámbito en el que la relación con el mundo y con el sentido, con la cultura y con el lenguaje, se formulan una y otra vez con nuevas palabras. Cada año, el Día Mundial de la Poesía abre un espacio de diálogo y reflexión para afrontar una situación de marginalidad con la que intentan luchar múltiples manifestaciones, ferias y fiestas de la poesía".
Así empieza su mensaje el Director General de la UNESCO, Koichiro Matsuura, con motivo del Día Mundial de la Poesía 2007. El Día Internacional de la Poesía fue proclamado por la Conferencia General de la UNESCO y se celebró por primera vez el 21 de marzo de 2000. Hoy se cumple el séptimo aniversario de esta efeméride cuya finalidad es fomentar el apoyo a los poetas jóvenes, volver al encantamiento de la oralidad, reestablecer el diálogo entre la poesía y las demás artes y recordar que la convivencia y el diálogo entre las siversas culturas están en la base de las poesías del mundo.
Por ello desde la UNESCO se quiere que la poesía aproveche la instancia de tocar temas de actualidad como la paz, la no violencia y la tolerancia, y se posicione en los medios de comunicación, con el fin de que el arte poético no sea considerado un arte caído en desuso, sino como una herramienta que permite a la sociedad reencontrar y afirmar su identidad.
Entre los distintos actos organizados en la Sede de la UNESCO para celebrar esta efeméride, cabe destacar la velada dedicada al poeta palestino Mahmud Darwich, premiado en la edición 2007 del Festival Internacional Veladas poéticas de Struga. Esta figura señera de la poesía mundial contemporánea viene a unirse al selecto círculo de galardonados con la “Corona de Oro” de estas Veladas poéticas, entre los que figuran poetas tan destacados como Rafael Alberti (España), Yehuda Amichai (Israel), W.H. Auden (Reino Unido–Estados Unidos), Pablo Neruda (Chile), Makoto Ooka (Japón), Leopoldo Sedar Senghor (Senegal)…
Sitio Oficial | Unesco
Antonio Machado
Orillas del Duero ( Campos de Castilla )¡Primavera soriana, primavera
humilde, como el sueño de un bendito,
de un pobre caminante que durmiera
de cansancio en páramo infinito
¡Campillo amarillento,
como tosco sayal de campesina,
pradera de velludo polvoriento
donde pace la escuálida merina!
¡Aquellos diminutos pegujales
de tierra dura y fría,
donde apuntan centenos y trigales
que el pan, moreno nos darán un día!
Y otra vez roca y roca, pedregales
desnudos y pelados serrijones,
la tierra de las águilas caudales,
ma1ezas y jarales,
hierbas monteses, zarzas y cambrones.
¡Oh tierra ingrata y fuerte, tierra mía!
¡Castilla, tus decrépitas ciudades!
¡La agria melancolía
que puebla tus sombrías soledades!
¡Castilla varonil, adusta tierra,
Castilla del desdén contra la suerte,
Castilla del dolor y de la guerra,
tierra inmortal, Castilla de la muerte!
Era una tarde, cuando el campo huía
del sol, y en el asombro del planeta,
como un globo morado aparecía
la hermosa luna, amada del poeta.
En el cárdeno cielo violeta
alguna clara estrella fulguraba.
El aire ensombrecido
oreaba mis sienes, y acercaba
el murmullo del agua hasta mi oído.
Entre cerros de plomo y de ceniza
manchados de roídos encinares,
y entre calvas roquedas de caliza,
iba a embestir los ocho tajamares
del puente el padre río,
que surca de Castilla el yermo frío.
¡Oh Duero, tu agua corre
y correrá mientras las nieves blancas
de enero el sol de mayo
haga fluir por hoces y barrancas,
mientras tengan las sierras su turbante
de nieve y de tormenta,
y brille el olifante
del sol, tras de la nube cenicienta!…
¿Y el viejo romancero
fue el sueño de un juglar junto a tu orilla?
¿Acaso como tú y por siempre, Duero,
irá corriendo hacia la mar Castilla?